Durante quince minutos que preceden al amanecer, cientos de expectantes espectadores se reúnen para presenciar un evento que han escuchado innumerables veces o incluso ya han presenciado: el descubrimiento de un arca en la playa del Tamarit, en Santa Pola. Esta reliquia, con la enigmática inscripción «Soc per Elig» en su tapa, guarda en su interior una emocionante historia: en el siglo XIV, el guardacostas Francesc Cantó halló en su interior la imagen de la Virgen de la Asunción y partituras que darían origen al Misteri d’Elx.
Desde las cinco de la madrugada, autocares gratuitos desde el MAHE han transportado a los espectadores hasta la urbanización del Tamarit, en una impecable colaboración entre las policías locales de Elche y Santa Pola, respaldadas por la Guardia Civil. La llegada de ilicitanos en sus vehículos personales también fue notable. Una hora antes del inicio, las vallas que delimitaban el escenario estaban llenas, y aunque el sol no aparecería hasta las 8.15 horas, la atmósfera estaba cargada de entusiasmo y abrigada por bufandas y abrigos.
La representación, iluminada por potentes focos y la luz de la luna llena, comenzó con la voz del periodista Sacramento Alvear, pregonero de las Fiestas de la Venida de la Virgen. Aunque el arca aún no era visible, la narración transportó al público al Siglo XIV, con invasiones musulmanas, torres vigías y la figura de Francesc Cantó.
La emocionante escena del descubrimiento se desarrolló con Cantó aproximándose al arca varada en la orilla. La inscripción «Soy per elig» grabada en ella se reveló al destaparla, revelando en su interior la conmovedora imagen de la Virgen. La historia concluyó con la llegada de miembros del antiguo concejo de la ciudad para llevarse la imagen de la playa.
Acompañada por la música del Misteri, la representación resonó con la universalidad de las piezas conocidas. Marineros y otros personajes se hicieron presentes, mientras cientos de espectadores, bajo los potentes focos y a pesar del intenso frío, inmortalizaron el momento con sus teléfonos móviles. La voz del mantenedor del acto y la belleza de la escena crearon un recuerdo duradero en la memoria de los presentes.